miércoles, 1 de marzo de 2017

Maxine, ¿has perdido un tornillo?

  

         Maxine no se considera especialmente asustadiza, ha asistido a colectas de fondos luciendo los accesorios equivocados, ha conducido en el extranjero con exóticos cambios de marcha, se ha impuesto en discusiones con cobradores de facturas, traficantes de armas y republicanos enloquecidos, y todo sin pasar mucho miedo físico o espiritual. Pero ahora, al cruzar la puerta, se plantea la pregunta pertinente:  Maxine, ¿has perdido un tornillo? Durante siglos ha intentado adoctrinar a las chicas con historias sobre el Castillo de Barbazul, y ahí está ella, una vez más, desatendiendo a todos los sensatos consejos. En algún lugar, más adelante, hay un espacio confidencial, desconocido, que se resiste al análisis, y una atracción fatal la rastra a él, una atracción que fue la causa de que la echaran de la profesión y puede que algún día haga que la maten. Arriba, en el mundo, es un luminoso medio día de verano, con pájaros bajo los aleros de las casas, avispas en los jardines y aroma de pino. Pero ahí abajo hace frío, un frío industrial que la recorre hasta la punta de las uñas de los pies. No se trata sólo de que Ice no la quiera ahí.  Tiene la certeza, sin saber muy bien por qué, de que ésta es la última puerta que debería haber cruzado.
Thomas Pynchon: Al límite.
Traduc. de Vicente Campos
Tusquets, Barcelona 2015
Página 203

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