Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defenderla alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
Mario Benedetti, en Los espejos las sombras
Gracias, por tu alegría
ResponderEliminarGracias a ti porque siempre es bien recibida!!
ResponderEliminarAlgo así no pasa desapercibido... palabras de sabio.
ResponderEliminarYa ves, es el misterio de las palabras bien colocadas, son capaces de atravesar el tiempo, de acercarnos y de cobrar vida para hacernos si no más felices un poco más conscientes de nuestra fuerza. Ánimo, valiente!
Eliminar