Alguien dijo: "El cuerpo está en el río o en el mar, pero el corazón permanece a la puerta de palacio". A esto se le llama pensamiento espiritual.
En literatura el pensamiento espiritual va mucho más lejos. Tranquilo, en contemplación, el pensamiento siente mil años; sereno, con el menor movimiento del rostro, la vista alcanza diez mil li (*). Al entonar versos se produce un sonido de perlas y jade, y ante los ojos se enroscan nubes y viento. Hasta ahí puede llegar el pensamiento espiritual.
Así, el prodigio del pensamiento espiritual es hacer que el espíritu pueda comunicarse con el mundo exterior. El espíritu mora en el pecho y la voluntad y el aliento vital controlan su llave. Las cosas se perciben a través de los oídos y los ojos, y es el lenguaje el que gobierna su mecanismo de apertura. Cuando los goznes funcionan bien, nada permanece oculto; si la cerradura se bloquea, el espíritu se esconde en el corazón. [...] Así, aunque las ideas se forman en la imaginación y el lenguaje en las ideas, su relación es a veces tan estrecha que no existe fisura, y otras tan distante como (si las separaran) mil li.
*Li : Medida de longitud equivalente a 576 metros.
Liu Xie.
El corazón de la literatura y el cincelado de dragones.
Editorial comares, Granada 1995. págs 195-196
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